Gárgolas insomnes

Enero 30 de 2007

Lo mejor de algunas películas son sus diálogos, como en el caso de Las vueltas del Citrillo (2005), de Felipe Cazals, que rescata una forma de hablar en México a principios del siglo pasado (Xochimilco, 1903, para ser más exactos) con un guión que tardó cuatro años en dar a luz. Las vueltas del Citrillo es el nombre de una pulquería de la época en donde concurren soldados rasos y mujeres, a quienes les permiten la entrada en el anexo; ahí tiene lugar la primera parte de la cinta.

¡Puros díceres! -espeta Vanessa Bauche con los labios y la lengua adormilados, tambaleándose y con dificultad para fijar la mirada. "Puros díceres" tejen en efecto y bajo el efecto del pulque, después de un mes ensayando en estado etílico, una trama en la que tres militares, dos mujeres y un cura tienen los papeles protagónicos, aunque el alma de la cinta es más bien un personaje histriónico al que los demás se refieren como el dijunto Melgarejo y del que narran historias lejanas, cuando no contrarias de plano, a la realidad. "¡Puras pendejadas! -espeta el propio Melgarejo- No tienen nada mejor en qué entretenerse".

-Oiga, mi sargento, y ese tal Melgarejo, ¿era de su conociencia suya?

-¡Qué va, mijo! A ese sólo lo conocían los muy mayores.

Pletórico de modismos y barbarismos, "giros idiomáticos" (Cazals dixit), refranes o dichos populares, albures y otros juegos de palabras, como expresiones de una apropiación mexicana del idioma español en el porfiriato, el lenguaje hace aquí a personajes de lo más pintorescos, cínicos y brutos, que evaden su cotidiana miseria poniéndose cotidianamente "hasta la madre de pulque", según el director y guionista. Quizá la misma crítica de que ha sido objeto Arturo Ripstein sea merecida para Cazals en el sentido de que, según su visión, los mexicanos tenemos vocación de jodidos.

-¿Nomás por apalabrar como un aprendiz ya es uno insultativo?

-¡Al sonoro rugir y apestar del bridón apestoso!

-¿A poco asté lo andan haciendo culposo por atizarle a la grifa?

-¡Puras ínfulas de gente civilona!

Por mencionar algunas fallas, quizá la principal es precisamente el principio, por la efímera y pésima actuación de los "curritos de mierda". También falla el contraste entre los primeros planos y escenas como en la que pasan las mujeres de la pulquería a la tienda contigua, cayéndose de borrachas, y falla la suciedad en aumento de los dientes del sargento, pues contrasta con la blancura inmaculada de las demás dentaduras, salvo la del tendero.

-A estas viejas las concibieron mientras Dios se echaba una siestecita.

-¡Resbalosas como piedras de río!

Al igual que los diálogos y algunas frases, los monólogos son memorables (que no memorizables, por elaborados), como el barroco sermón del párroco, por ejemplo, o la justificación escrita en voz alta del afusilamiento del cabo por enredarse con la mujer del sargento, o el choro mareador de la mujer cuando responde a la humillación de su "mero dueño", momento en el que los ánimos pasan del rencor de él y la vergüenza de ella al amor de ambos, gracias al choro ese, con unas actuaciones espléndidas, como en toda la película.

No menos memorables son los diálogos entre los muertos en la última parte de la cinta.

-¿Arreglados?

-¡Arreglados! Yo asté lo tengo mirado desde endenantes.

-¿Dónde habrá sido eso, Chabelo?

-¡Oh! ¿Qué pasó? ¡Sobajar no es de hombres!

-Achántate, Isabel. Aquí tus fierros viejos valen para pura madre. Aquí puro mansito... Palabra de Lino Melgarejo. Aquí puro bonito y facilito.

Los muertos se confunden con los vivos en la feria, una secuencia rica en imágenes luminosas y dichos populares ("Si usted se llama no puedo, yo me llamo más que nunca"), incluyendo albures, para luego volver a las secuencias mortuorias.

-¿En qué quedamos? -le pregunta el sargento al cabo leal, que padece de un resfriado contumaz y aun así tiene que cuidar el grotesco altar a la madre decrépita para cuando se muera.

-Andamos licando cualquier novedad nueva -responde el cabo (en la primera parte de la cinta, el mismo personaje dice: "por voluntad de los voluntarios").

-¡Ponte trucha; no se te vaya aparecer un salidor! ¡Ando bravo y no doy cuartel!

Los muertos llegan caminando y platicando tranquilamente hasta el canal en donde Melgarejo invita con un ademán a que el cabo suba al cayuco que lo llevará, junto con otros zombis, al más allá. El cabo sube muy triste y, antes de irse, le pregunta a Melgarejo: "¿Pos qué no estaba ya resucitado?"

-¡Qué te fijas, mijo! Da lo mismo aquí que allá. De todos modos no se llega a ningún lado.

Así termina la película (1).

Coproducida por el Instituto Mexicano de Cinematografía, Cuatro Soles Films, Estudios Churubusco y la Universidad de Guadalajara, Las vueltas del Citrillo es una muestra de lo que pueden hacer las instituciones que el "gobierno" intentó desaparecer en el sexenio pasado y ahora pretende asfixiar. Además es una pieza representativa del actual cine mexicano, tanto por el público al que se dirige (casi exclusivamente, pues su traducción a otros idiomas resultará ininteligible), como por estar realizado con recursos nacionales, a diferencia del que hacen otros cineastas mexicanos en Hollywood ("braceros de lujo", según Carlos Bonfil), con inusitado y merecido éxito.

Las vueltas... es la mejor película mexicana que he visto hasta ahora desde Mezcal (2005), de Ignacio Ortiz, que ganó el Ariel a la mejor película el año pasado y también resultó ganadora en el rubro de fotografía, así como por la música, la edición, el sonido y el diseño de arte, doce galardones en total, como la de Cazals, que los obtuvo en otras categorías, por dirección, guión original, actor principal, coactuación masculina, vestuario y maquillaje. Personalmente, estoy de acuerdo en todos los casos, y la coincidencia entre ambas películas me hace confiar más en estos premios que en las estatuillas gringas.

Antes de Mezcal, que está basada en la novela Bajo el volcán, de Malcolm Lowry, la mejor película mexicana que había visto era Voces inocentes (2004), de Luis Mandoki, y después de Mezcal, que sigue siendo mi preferida, Un mundo maravilloso (2006), de Luis Estrada, en donde también actúa Damián Alcázar, por cierto, bastante bien (trata de parecerse a Tin Tán y lo consigue). Por las mismas fechas que Las vueltas... vi Fuera del cielo (2), de Javier Patrón, y, francamente, no me pareció merecedora de los elogios que ha recibido. Allí también interviene Damián Alcázar, haciendo el papel de un policía judicial corrupto, valga la redundancia, pero su mejor actuación hasta ahora es la que tiene en Las vueltas... Y lo mejor de esta cinta es el guión, sobre todo por los diálogos. ¡He dicho!

[] Iván Rincón 4:07 AM

1) Ya sé que no debo contar las películas y mucho menos el final, pero... ¡por eso mesmo lo hago, qué chingaos!

2) En cuanto a diálogos se refiere, lo único rescatable de Fuera del cielo está en la aparición de Isela Vega como puta retirada en un cuarto de azotea, cuando le dice a su hijo menor que ella hizo todo lo posible para que él no naciera. "Querías vivir, pero eras rete menso, nomás decías cucú cucú; por eso te dicen El Cucú. ¡Mejor te hubiera echado a la basura! Serías más feliz". Este personaje y su parlamento me recuerda al ciego de Luis Buñuel en Los olvidados, gritando la frase más genial del cine mexicano: "¡Ojalá los mataran a todos antes de nacer!"

[] Iván Rincón 4:07 AM

Enero 16 de 2007

I

Camino por calles de luces y sombras, ruidos y silencios, bajo sus vetustos árboles, unos frondosos y otros mutilados, entre casas abandonadas y terrenos baldíos, calles pobladas de soledad y vacío, llenas de agujeros como cráteres, y charcos en los que duerme de noche la luz de las estrellas y los faroles cuando escampa, calles con olor a mierda canina y vapor de alcantarilla, cadáveres de ratas aplastadas en el asfalto y cucarachas embadurnadas en la banqueta, calles con cascarones de coches robados y desvalijados, en las que ladran a mi paso perros a los que muerde el frío de la madrugada, calles empedradas y callejuelas peatonales con escalinatas, callejones sin salida, calles a la mala, es decir, a golpes, a balazos, navajazos, botellazos y pedradas, calles a tientas, a oscuras o en penumbras, a pedazos y en ruinas, de gatos que miran desde abajo de los carros o arriba de las bardas el naufragio de fantasmas a la deriva, sonámbulos al garete y borrachos a la baja, desde el aturdimiento y la ebriedad hasta dejar atrás las calles de putas con las tetas al aire y los pezones maquillados en tardes y noches de viernes y sábados, calles infestadas también los domingos de franeleros que amenazan, huihuis que atosigan, chichifos y vestidas que sobreactúan, taxistas que padrotean y patrulleros que asaltan.

II

Camino a mis anchas por calles angostas bajo una luna menguada por nubes pasajeras. Desde lejos, las luces de la ciudad parecen el reflejo del cielo estrellado sobre la selva. A mi paso y al paso de las horas negras, la sangre fluye con más facilidad, irriga el cerebro, la mirada se adapta prodigiosamente a la oscuridad, la piel al frío, y escucho el rumor del viento, su agudo silbido, lejanos aullidos al unísono de una sirena y el último suspiro de un niño indigente. A mi paso de la tensión a la calma, el tiempo cede al odio, la piedra se ablanda, la sangre fluye por la cañada, la detienen los topes de la vereda y la beben los buitres y las hienas, entre otros animales de rapiña y carroña, mimetizados con los soldados grises y verdes.

III

El delirio termina en la cama cuando me dispongo a dormir. El cansancio me hace confundir el maullido de una gata en pleno coito con el llanto de un bebé... me invade un escalofrío. Tengo las piernas hinchadas y calientes. Antes de sucumbir al peso de los párpados, pienso que los niños lloran, los perros ladran, los gatos maúllan, los ladrones roban y la policía también. Con los ojos en blanco, me resisto a dejar de "pensar". Los niños ladran, los perros maúllan, los gatos roban y los ladrones también. El cansancio me vence. La policía ladra, murmuro por inercia. Cierro los ojos por fin y aparece Naomi Watts entre la pared y yo. "No puedes decirle a una mujer que te gusta y luego dejarla", me reclama. Una vena salta en su frente, su rostro enrojece y ella me besa desesperada. Por fortuna, el efecto del somnífero dura cinco horas.

[] Iván Rincón 2:31 AM

Diciembre 24 de 2006

La directora general de Radio Educación, Lidia Camacho, gana veinte veces más que cualquier trabajador con un sueldo promedio en la misma emisora. Eso ya lo sabías, ¿verdad? Y ahora resulta que su sueldo es mayor que el de la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, valga la comparación. Eso no lo sabías, ¿o sí? ¡No importa! La jefa de jefes que, a principios del año pasado, tardó casi dos meses en conceder una entrevista con la delegación sindical de la emisora, por fin, ya se larga. Lo malo es que deja Radio Educación invadida por programas periodísticos de emisoras extranjeras y uno tiene que apagar el aparato receptor o cambiar de estación porque "el oasis del cuadrante" está cada vez más seco. Programas como Punto de encuentro y Hospital de la palabra -que después cambió su nombre por el de Fonemas y dilemas- dejaron de transmitirse porque eran coordinados directamente desde la dirección general saliente. Del mismo modo que fueron impuestos en la programación, pasando por encima del llamado "comité técnico de evaluación" (algo así como la carabina de Ambrosio), ahora salen del aire, pasando por alto la aceptación del público, que jamás ha sido consultado. Con el cambio de administración, para dichos programas "termina un ciclo", según el ritornelo justificatorio que tanto los altos mandos como algunos trabajadores de base repiten sin cuestionar ni un ápice. ¿Y los programas periodísticos de emisoras extranjeras? ¿Esos no cumplen un ciclo? ¿Son la herencia maldita?

Algo anda mal en Radio Educación. Además de la miseria material que sigue padeciendo internamente, su elenco de voces masculinas transmite un envejecimiento inexorable. Cuando llega "sangre nueva" se trata de voces idiotas y nasales que ofenden el gusto y la sensibilidad del público, aunque afortunadamente duran poco tiempo allí. En cuanto a programación se refiere, durante el sexenio foxista de Lidia Camacho no hubo más que pérdidas, desde Cachivaches y Piel de asfalto, que eran ejemplos de calidad excepcional y creatividad desbordante, hasta Punto de encuentro y Fonemas y dilemas, que parecían ser el único aporte del autoritarismo en retirada, entre sus múltiples bodrios de pedantería insufrible, como Política en plural y El arte de escuchar el radioarte. En cambio, programas como Del campo y de la ciudad parecen dirigidos a un público de analfabetas funcionales; optan por el autoengaño, la involución y la carcoma, en vez de una muerte digna; prefieren el club de amigos complacientes, incondicionales y acríticos, al público real, exigente y crítico. Programas como ese perdieron su razón de ser desde que llegaron literalmente a la decrepitud.

-Nunca habíamos estado peor -dice ahora Hilda Saray, y yo tengo más de seis años escuchando la misma cantaleta. Lo que nunca había escuchado, ni me lo esperaba, es que una locutora, al parecer inteligente, culpara al público radioescucha de esta situación.

En fin. Algunos estamos casados con Radio Educación desde hace tres décadas y quizás este sea un buen momento para el divorcio. Si casarse es un error, nunca es demasiado tarde para corregirlo. Finalmente, solo es posible contraer matrimonio y enfermedades. Además, si el patrimonio es un conjunto de bienes, el matrimonio es un conjunto de males.

[] Iván Rincón 11:02 PM

Diciembre 10 de 2006

Oaxaca, laboratorio de la tiranía para el país

Hasta hoy -Día Internacional de los Derechos Humanos- el saldo cuantificable del actual conflicto en Oaxaca, a más de seis meses de haber iniciado, es de 21 personas asesinadas, alrededor de 370 lesionadas, más de 500 detenidas, 306 presas todavía, unas 300 perseguidas y más de cien desaparecidas. De los 306 presos, 214 fueron capturados el 25 de noviembre (entre ellos cuatro extranjeros) a raíz de los enfrentamientos entre miembros de la APPO y fuerzas del "orden" (incluyendo a los provocadores), que ocasionaron daños materiales calculados en más de 60 millones de pesos.

Unos 170 detenidos ese día fueron llevados a centros penitenciarios de Nayarit, Tamaulipas y Jalisco. En el penal de San José del Rincón -a 15 kilómetros de Tepic, Nayarit- fueron recluidas 141 personas (106 hombres y 35 mujeres), entre las cuales hay algunas menores de edad. Tras pagar una fianza de 108 mil pesos cada una, fueron liberadas tres de ellas y luego se sumó una más, por lo que 139 siguen allí.

Aunque más de cien eran transeúntes que no participaron en la manifestación de aquel día ni mucho menos en los desmanes y fueron detenidos arbitrariamente y torturados antes, durante y después de su traslado, los 139 están acusadas de rebelión, sedición, delincuencia organizada, asociación delictuosa y daños por incendio. El proceso a 93 de ellos tiene la causa penal 652/2006 en el juzgado de Tlacolula de Matamoros, Oaxaca, mientras que 54 más (algunos de los cuales coinciden en el otro expediente) tienen la causa 88/2006 en el juzgado mixto de primera instancia de Mihuatlán, Oaxaca.

Entre los 306 presos se encuentra Flavio Sosa Villavicencio, el dirigente más visible de la APPO, aprehendido en la ciudad de México el 4 de diciembre junto con su hermano Horacio y otras dos personas. Flavio y Horacio están acusados de secuestro, robo calificado con violencia y lesiones calificadas contra funcionarios municipales en hechos ocurridos el 15 de agosto, así como de sedición, daños dolosos causados por incendio y ataques a las vías generales de comunicación. Las órdenes de aprehensión en su contra forman parte de cuatro expedientes penales (58, 60, 102 y 132 de 2006) integrados por jueces federales y de Oaxaca. Flavio Sosa fue llevado a la cárcel de máxima seguridad del Altiplano (antes La Palma), en Almoloya de Juárez, estado de México, mientras que su hermano Horacio fue trasladado al reclusorio de Nayarit a petición del "gobierno" de Oaxaca. En contra de las otras dos personas no existían órdenes de captura, pero fueron detenidas por oponerse al arresto de los hermanos Sosa y se encuentran aún en las instalaciones delegacionales de la Procuraduría General de la República (PGR) del Distrito Federal.

La aprehensión de Flavio y Horacio Sosa, en los hechos, traiciona el diálogo que, en representación de la APPO, habían acordado con el "gobierno" de Felipe Calderón (Fecal), y pasa por encima de tres amparos que les concedía la justicia federal, además de ocurrir una semana después de que su hermano Erick fuera detenido en la ciudad de Oaxaca y recluido bajo cargos similares en el penal federal de Matamoros, Tamaulipas, también a petición del "gobierno" de Ulises Ruiz Ortiz.

Entre los 306 presos hay también cinco agentes de la policía ministerial de Oaxaca, detenidos este sábado por la Policía Federal Preventiva (PFP), que los sorprendió en posesión de armas y vehículos reportados como robados, lo cual parece una farsa montada para efectos propagandísticos (al igual que los cambios en el gabinete local) o, en el mejor de los casos, equivale a "una de cal por las que van de arena".

Para el traslado de los presos a reclusorios de otros estados se les consideró "reos de alta peligrosidad", antes de ser juzgados. Además permanecen incomunicados, pues los requisitos impuestos a sus familiares para visitarlos hacen prohibitivo este derecho. Por estar acusados de delitos graves, algunos no pueden salir bajo fianza. En otros casos, el monto de las fianzas -cuatro millones de pesos, las más altas- es imposible de alcanzar. En todos los casos, además del traslado (como en tiempos de la dictadura porfiriana), los presos han sufrido torturas físicas y sicológicas, vejaciones, tratos crueles, inhumanos y degradantes. Los han tratado peor que a prisioneros de guerra, como en Abu Ghraib o Guantánamo, contraviniendo lo estipulado por convenios internacionales sobre derechos humanos.

Mientras tanto, en Oaxaca siguen suspendidas de facto las garantías individuales; continúan los cateos ilegales, las detenciones arbitrarias y los secuestros. La misma lógica de guerra sucia y terrorismo de Estado que se aplicó en la captura de Flavio Sosa y compañía opera en la cacería de maestros luego de su regreso a clases. El "gobierno" del franquista Feli Pillo, que no respeta amparos de la justicia federal ni convenios internacionales, tampoco ha respetado la minuta de acuerdo firmada con el magisterio oaxaqueño por el anterior secretario de Gobernación, monseñor Abascal Carranza, de que serían canceladas las órdenes de aprehensión para que los mentores pudieran iniciar el ciclo escolar actual. La jauría ha detenido a más de cien maestros y, hasta donde se sabe, al menos dentro de las cinco causas penales que se desahogan en el reclusorio federal del Altiplano, Almoloya de Juárez, existen 35 órdenes de aprehensión pendientes de ejecutar en contra de militantes y dirigentes de la APPO, entre ellos Enrique Rueda Pacheco, secretario general de la Sección XXII del SNTE, que está acusado de lesiones calificadas, robo calificado y secuestro, según el expediente 71/2006 radicado en el juzgado mixto de primera instancia de Ocotlán de Morelos, Oaxaca.

Como si las arbitrariedades mencionadas hasta aquí no bastaran, hay una orden de aprehensión en contra de Jéssica Sánchez Maya, presidenta de la Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos (Limeddh), filial Oaxaca, y otra en contra de Aline Castellanos Jurado, del Consorcio para el Diálogo Parlamentario y la Equidad, Oaxaca, organización del Foro Nacional de Mujeres y Políticas de Población. En el primer caso, la orden fue girada en el juzgado del distrito judicial de Etla, como parte de la causa penal 104/2006, por delitos que la propia Limeddh desconoce; en el segundo caso, la orden forma parte de la causa 136/2006, dictada en el mismo juzgado, por el delito de despojo agravado contra la Corporación Oaxaqueña de Radio y Televisión, Canal 9, presuntamente cometido el primero de agosto. Por el mismo delito, hay también una orden de aprehensión en contra del director de Radio Plantón, Omar Olivera Espinoza, y otras diez personas. En ambos casos, se trata de un hecho grave porque criminaliza la observación y defensa de los derechos humanos, además de la protesta social, pues Aline Castellanos también ha trabajado para la Limeddh, representándola incluso en otros países. De hecho, este el corolario del hostigamiento parapoliciaco y paramilitar que ha padecido el organismo no gubernamental durante más de seis meses, en los que se suman a la vigilancia desde la calle un intento de allanamiento de sus oficinas en el centro de Oaxaca y una pinta en la pared exterior con los letreros: "Aquí se reúne la APPO" y "También las barricadas violan derechos humanos".

Con una sola excepción, los 21 muertos en este conflicto son del movimiento popular, y sus asesinos siguen libres. Los detenidos por el homicidio del periodista independiente Brad Will, por ejemplo, fueron puestos en libertad, y ahora la procuraduría del estado pretende (procura) culpar de este crimen a la APPO. En ningún caso los presos, perseguidos y desaparecidos, salvo quizás los infiltrados, son responsables de las pérdidas humanas y materiales. Los matones y vándalos de verdad andan sueltos porque el poder no los persigue, los protege. El estado de sitio los ampara, les otorga impunidad. No hay detenidos por instigar al linchamiento de la APPO desde una estación de radio clandestina, por ejemplo. Hasta hoy, la escalada represiva no ha servido más que para apuntalar a la mafia criminal de Ulises Ruiz en el "gobierno" del estado, a cambio de la ayuda que tuvo Fecal en la consumación de su golpe de estado y la que requerirá en adelante para consumar también el desmantelamiento del país. Más aún, en la cacería de gente honesta, en esta guerra de la ignominia contra la dignidad, participan activamente los matones a sueldo y vándalos a destajo, los incendiarios, los escuadrones de la muerte. La policía misma es paramilitar; la llamada "policía federal preventiva", que llegó para agredir a las víctimas y proteger a los victimarios, está integrada por militares. Las policías locales tienen mandos kaibiles y adiestramiento kaibil, además de contar con madrinas y operar en coordinación con las bandas armadas del PRI. El propio Ulises Ruiz, según la APPO, tiene tratos y contratos con Los Zetas.

Fascismo en ciernes

Abunda información sobre los sicarios al servicio del chacal -nombres, apellidos y hasta fotos- en publicaciones impresas y páginas de Internet, pero el "gobierno" federal prefiere reprimir el descontento popular a combatir el crimen organizado. Incluso en el gabinete ampliado de Felipe el espurio, hay alguien señalado como socio, cómplice y amigo de pederastas y narcotraficantes (un tal Miguel Ángel Yunes Linares). En Michoacán continúan las ejecuciones por la guerra entre los cárteles de la droga, pues el poder formal ha preferido reprimir el descontento popular a enfrentar el crimen organizado. En Ciudad Juárez, Chihuahua, donde hace más de trece años comenzó un holocausto que se extiende hoy hasta Oaxaca, siguen dándose casos de mujeres secuestradas, violadas, torturadas, mutiladas, asesinadas y desaparecidas, pero el "gobierno" prefiere reprimir el descontento popular a combatir el crimen organizado. Los Zetas, brazo armado del cártel del Golfo y quizás el grupo de sicarios más violento y mejor armado del país, salió de las filas del ejército federal mexicano, al que los usurpadores recurren para reprimir el descontento popular en vez de combatir el crimen organizado. ¿Hace falta reiterarlo?

Desde el uso y abuso de las fuerzas armadas en el golpe de estado, hasta la designación del gabinete de seguridad, pasando por el despropósito de quitarle recursos a la educación y la cultura para dárselos al ejército y la marina como premio a su lealtad, todo apunta hacia un repunte del autoritarismo fascista que tuvo su primer asomo descarado en Guadalajara durante la Cumbre de las Américas, en mayo de 2004, cuando el actual secretario de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña, reprimió brutalmente (¿se puede reprimir de otra manera?) las manifestaciones pacíficas de protesta. El principal responsable de la brutal represión (valga la redundancia) en San Salvador Atenco, Eduardo Medina-Mora, entonces secretario de Seguridad Pública, es ahora procurador general de la República...

En el Día Internacional de los Derechos Humanos y la "Década de lucha contra la impunidad", todo lo que ocurre desde el poder hace de Oaxaca un laboratorio de la tiranía que México está por padecer. El "estado de excepción" en Oaxaca pretende ser la regla en México. Falta ver si lo permitimos.

[] Iván Rincón 11:05 PM